Esta reflexión la realizamos no pocas veces, y siempre confiamos (los empresarios) en nuestra capacidad de transmitir al cliente potencial que somos «mejores» que «los otros».
Pero la realidad es que, en la mayoría de los casos, ya casi no hay tiempo para explicaciones. El cliente decide, a veces sin saberlo, casi desde el momento en que está solicitando el presupuesto en base a las primeras impresiones recibidas sobre sus potenciales proveedores. Imagen corporativa, imagen web, presentación de oferta y, por supuesto, «avales, experiencia y evidencias de buenos productos o servicios» …. es ahí donde la Certificación ISO 9001, en su vertiente «comercial» por llamarlo de alguna manera, juega una gran baza a nuestro favor, posicionando mejor nuestra oferta de productos o servicios frente a la de nuestra competencia por el simple hecho de acompañar a la misma de la Certificación. Muchas son las ventajas a nivel de organización interna y mejora continua de implantar una ISO 9001 en nuestras organizaciones, pero, sin duda, no podemos olvidarnos de «vender» nuestra calidad de forma clara, concisa e inequívoca para que se convierta en un elemento mas de mejora de nuestra imagen de competitividad frente a nuestra competencia… y, para ello, nada mejor que nuestro casi siempre acertado refranero español: Una imagen vale mas que mil palabras…